Nací en una ciudad bendita por Dios y echa para las mil y
una noches.
Es una ciudad soñada, es una ciudad donde soñamos que los
días se vuelvan noches y las noches se vuelvan días.
Donde se canta al alma y el alma hace salir de las
cuerdas las voces más melodiosas y hasta melancólicas de amor que podríamos
escuchar.
Una ciudad que la baña la naturaleza y la bendice el mar,
una ciudad que seguro la lloro el conquistador en su ida luego de más de varios
siglos de conquista.
Pues si en esta ciudad nací, en medio de lo que era la
naciente consolidación del mundo, cuando los hippies andaban en su pleno furor,
en esa época nací, en la época del amor libre, pero que yo llamaría de verdad
el inicio del caos, o mejor los tiempos oscuros que todos quieren volver pero
que nadie quiere hablar; o si queremos ser más benevolentes la época donde se
experimentaba con la sociedad, pero con un resultado a 30 años después.
Donde se gestaron y sembraron los males que hoy
cosechamos, una generación que nada tenemos que ver con esta siembra, pero que
nos toca vivir y arrear.
Nací en medio de gobiernos totalitarios de militares en
américa latina, con gobiernos de post guerra en Europa, con la reorganización y
guerras del Asia; nací en plena guerra fría, pero fría solo por el concepto
porque en realidad era una época llena de amor.
Amor de los que creían en sus ideas de derecha, amor en
los que creían en sus ideas de izquierda, amor en los que creían en el amor
libre, amor en todo; amor en el avance de la ciencia, el hombre apenas acababa
de llegar a la luna, la comunicación todavía se realizaba mediante cartas;
imaginémonos que romance más lindo era el tener que tomar un lápiz pensar lo
que escribiríamos y luego enviarlo, imagínate que alegría tenían los corazones
de los seres amados en la espera de la carta o las cartas que pudieran recibir.
En muchos lugares las cartas de familiares eran todo un
evento, se reunían para leerlas, imaginémonos a los inmigrantes que llegaron a
américa (a cualquier país sin distinción) las cartas eran la alegría más grande
que podían recibir se convertía en la noticia de Maratón antes de caer muerto
el mensajero.
¡Qué mejor época para nacer!
Nací para darle al mundo no solo una estadística más,
sino una razón de que Dios sigue estando con nosotros, porque no es por ser un
falso humilde sino por decir de más la verdad; nací para que muchos tuvieran la
oportunidad de hacer el bien y ya luego verán por qué digo esta frase que ahora
sonara arrogante.
De mi nacimiento puedo decir que la virgen de las nieves
me bendijo desde ese mismo momento que me vio nacer, desde ese momento soy y
espero siempre ser Mariano, y no por seguir las tradiciones de mi familia, ya
que si fuera por eso que les puedo decir.
Soy el medio de una mezcla entre dos abuelas una
religiosa y una guerrillera.
Esa es mi herencia dos abuelas magnificas, una ardua
creyente en San Martín de Porres y los milagros que dice haberle realizado de
los cuales no soy testigo por no haber nacido, pero si puedo decir que esa Fe
en ese santo no era cosa de juego. Por la otra abuela una persona que me marco
hasta el día de hoy.
Una abuela fuera de lo común, que manejaba camiones, fue
guerrillera, electricista, enfermera y curandera cuando podía; trajo al mundo a
más niños que muchos médicos modernos, fungiendo como partera en las montañas
que regalan el mejor café de montaña de esta tierra de volcanes.
Y que mejor marca de nacimiento que el día en que 5
países lograron decir somos independientes, imagínense que peso tan grande, mi
cumpleaños lo celebran miles de personas claro está que lo celebran en la
ignorancia de mi nacimiento, pero igual lo celebran; la alegría es igual ya que
será el vuelo del ave menos importante si esta no conoce las leyes de la física
pues seguramente ningún ave ha leído las leyes de la física, pero está segura
de que puede volar, así mi cumpleaños.
Continua.
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.